¿Por qué seguimos confundiendo los amplificadores auditivos con los OTC?
La historia de la amplificación auditiva es una sucesión de eras tecnológicas bien definidas: desde la amplificación puramente acústica con trompetillas del siglo XVII, pasando por los dispositivos de carbono de finales del XIX, las válvulas de vacío de principios del XX, los transistores de mediados de siglo, los audífonos digitales de los años noventa y, más recientemente, la era inalámbrica y los dispositivos conectados.
Este recorrido no solo refleja avances técnicos; también muestra cómo la amplificación ha ido desplazándose desde sistemas pasivos hacia dispositivos cada vez más autónomos, programables, miniaturizados, inteligentes y centrados en el usuario. En este contexto de evolución continua aparecen los OTC (Over-The-Counter) , y con ellos un problema creciente: la confusión entre audífonos OTC y amplificadores personales incluso entre profesionales de la audiología.
Este artículo analiza por qué ocurre esta confusión y cómo podemos evitarla desde una perspectiva técnica y evolutiva.
1. Un ecosistema más amplio que nunca: el origen del problema
Hoy ya no hablamos simplemente de audífonos. El espectro de dispositivos auditivos es mucho más amplio, y se sitúa en un continuo que va desde la tecnología de consumo hasta los dispositivos médicos regulados.
Para un usuario, y en ocasiones para un profesional con poca exposición a estas nuevas categorías, las fronteras no son evidentes a simple vista.
2. La diferencia real entre PSAPs y audífonos OTC: funciones y propósito
La confusión surge porque ambos productos ofrecen amplificación, pero sus finalidades y características técnicas son radicalmente distintas.
Amplificadores personales (PSAPs)
- No son dispositivos médicos.
- Se orientan a situaciones específicas: naturaleza, vigilancia, ocio.
- Ofrecen amplificación generalizada, sin procesado inteligente del habla.
- No incluyen limitación de salida segura.
- No están diseñados para compensar pérdida auditiva.
Su función es simplemente “hacer que los sonidos sean más fuertes” y se venden en establecimientos grandes o en internet , su precio oscila los 10 euros.

Audífonos OTC
- Sí son dispositivos sanitarios regulados, actualmente en EE.UU, en Europa se prevé que se regulen próximamente.
- Están diseñados para pérdidas leves a moderadas.
- Incorporan procesamiento digital del sonido: compresión, control de feedback, gestión del ruido, direccionalidad.
- Incluyen limitadores de salida, controles seguros de ganancia y algoritmos de mejora del habla.
- Suelen permitir autoajuste hecho por el propio usuario mediante aplicaciones o en remoto.
- Comparten arquitectura y filosofía con los audífonos convencionales.
Su función es mejorar la inteligibilidad en múltiples entornos, no solo amplificar. Su precio va desde los 500 euros la unidad hasta 3000 euros la pareja.

3. La relevancia de la evolución: entender de dónde venimos para interpretar el presente
La confusión actual solo puede entenderse si se sitúa en el contexto histórico:
- La era acústica ofrecía amplificación pasiva.
- La era del carbono añadió energía y portabilidad.
- Las válvulas de vacío permitieron tratar pérdidas mayores.
- Los transistores iniciaron la miniaturización real.
- Los circuitos integrados introdujeron la programación.
- La era digital permitió direccionalidad, WDRC y cancelación de feedback.
- Y la era inalámbrica introdujo apps y conectividad.
Los OTC no surgen como producto aislado, sino como consecuencia lógica de esta evolución:
Hay una gran demanda de usuarios con perdida auditiva que siguen sin utilizar audífonos y los otc buscan llegar a ellos como un producto tecnológico más accesible.
4. El papel del audioprotesista: clarificador, no replicador del ruido del mercado
Cuando un profesional confunde un PSAP con un audífono OTC, transmite al paciente que:
- “Todos los dispositivos hacen lo mismo”.
- “Lo barato puede sustituir a lo clínico”.
- “La audiología es un producto, no un acto sanitario”.
En un entorno donde proliferan las soluciones directas al consumidor, la única manera de proteger la profesión es liderar el discurso, no seguirlo.
Esto implica, usar terminología precisa, explicar claramente que puede y que no puede hacer un OTC, y posicionar la audiología como servicio, no como accesorio tecnológico.