¿Por qué ventilamos al usar audífonos?

¿Por qué ventilamos al usar audífonos?

La palabra ventilación o venting aparece en casi todas las adaptaciones… pero rara vez se explica bien por qué es tan importante. Más allá del tamaño del domo o del diseño del molde, la ventilación define cómo se comportan las frecuencias graves, si aparece o no la sensación de “oído tapado” y, en definitiva, si el paciente va a sentirse cómodo con su propio sonido.

En audiología práctica hay algo que todos aprendemos a base de experiencia: no todas las pérdidas auditivas admiten el mismo tipo de acoplamiento. Por eso es útil mirar la gráfica que muchos profesionales llevan casi grabada en la cabeza: la zona de riesgo de oclusión.

La zona crítica: cuando el oído protesta

Si las frecuencias bajas del audiograma están por encima de ~40 dB HL, el oído ya no es tan sensible a la presión sonora interna. En esos casos, el acoplamiento puede ser más cerrado sin que el paciente tenga grandes molestias.
Pero cuando las bajas están por debajo de ese umbral, la cosa cambia: cualquier cierre excesivo provoca la sensación típica de oírse “metido dentro de una caja”, lo que conocemos como efecto de oclusión.

Ahí es donde entra la ventilación. Un simple venting de 0,5 mm, 1 mm o 3–4 mm puede transformar la experiencia del usuario. No es un capricho técnico: es pura comodidad acústica.

Tres escenarios reales de acoplamiento

En la práctica, solemos encontrarnos tres situaciones muy claras:

1. Acoplamiento abierto

Es el caso ideal cuando el usuario mantiene bastante audición en graves (por debajo de 40 dB).
Aquí la ventilación manda:

  • Se prioriza un domo abierto.
  • No se suelen recomendar BTE ni moldes personalizados porque cerrar el canal empeoraría la autopercepción de la voz.
    El resultado es un sonido más natural, menos sensación de presión y una adaptación generalmente muy rápida.
Acoplamiento óptimo abierto

2. Acoplamiento semiabierto

  • Se mantiene una salida parcial hacia el exterior.
  • Se reduce un poco el riesgo de feedback.
  • Se gana control sin llegar a la incomodidad de un cierre total.
Acoplamiento óptimo semi abierto

3. Acoplamiento cerrado

En pérdidas más severas o cuando las frecuencias altas superan los 65 dB HL, la ventilación ya no es una prioridad, sino un límite.
El objetivo principal pasa a ser contener el sonido para evitar fugas y garantizar la ganancia necesaria.
Por eso:

  • Se emplean moldes personalizados.
  • O domos dobles (las famosas doble cúpula).
  • La ventilación es mínima, muchas veces apenas un canal de 1 mm.
Acoplamiento óptimo cerrado

Los milímetros que cambian una adaptación

Las imágenes que te muestro llaman la atención porque muestran algo que todo audioprotesista ha visto al otoscopio: canales diminutos que cambian el ajuste por completo.

  • Un respiradero de 0,5 mm ya reduce la oclusión en ciertos perfiles.
  • Uno de 1 mm suele ser suficiente para la mayoría de hipoacusias moderadas.
  • Un conducto de 3–4 mm prácticamente convierte el molde en un acoplamiento abierto.

Parece un detalle minúsculo, pero en audiología los milímetros mandan.

La ventilación no es estética ni marketing: es la diferencia entre un usuario que puede llevar sus audífonos todo el día y uno que vuelve a consulta diciendo “me oigo raro”, “me retumba la voz” o “esto no es para mí” te devuelvo los audífonos.

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